Observando detenidamente me topé con una mancha de tinta que encontró su lugar en el pliegue izquierdo, esa mancha de tinta que se rehusó a ser escrita y dibujada en papel y mucho menos a ser borrada con agua o con una gota más grande y menos interesante, se rehusó a tener una forma determinada por algún artista sin inspiración, se rehusó a ser solo una mancha que ensucia el borrador de un escritor, se rehusó a ser el descuido de alguien más...
Justo en el pliegue izquierdo conservando su forma original encontró un autor y un narrador, encontró un par de ojos al cual mostrarse, ese par de ojos que se interesan en ella y la cuidan...
Ese par de ojos que se olvidaron de ella hace un par de semanas y que ayer por la noche los sorprendió nuevamente. Y esa pequeña mancha negra tiene la fuerza de no dejar dormir a esos ojos que la vieron por primera vez.
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