martes, 16 de octubre de 2012

jueves, 11 de octubre de 2012

Microcuento

Todos los relámpagos se debían a las medusas que nadaban en el cielo.

Viaje en camión

El olor a cigarro la despertó súbitamente  a la realidad.

martes, 18 de septiembre de 2012

Mi sueño

Desde pequeña mi sueño tomó vida propia creció tanto que se desbordaba, empezó a salirse por mis ojos y por mi boca en forma de pequeños  bostezos hasta estar por completo fuera de mí. Desde ese entonces siempre camina a mi lado, cambiando de forma y colores; la mayoría de las veces es un hombre africano, alto y delgado que cuida mi espalda, cuando se aburré se convierté en un pavo real  que camina a mi costado y otras ocasiones se transforma en un largo, profundo y silencioso ruido de mar.

La razón por la que mi sueño se volvió tan grande y pesado fue por el escándalo nocturno de mi vieja casa, siempre había fiestas por lo tanto escaseaban las noches silenciosas. Entonces creció para poder protegerme de la contaminación de la ciudad, creció para taparme los oídos durante la noche y no escuchar ruido externo que perturbe la imaginación y el inconsciente que se mezclan al compás de los ronquidos y suspiros, creció para poder disfrutarme en la noche, para poder contemplarme y cuidarme mientras duermo. Sin embargo en esta semana mi querido sueño me abandonó, se fue lamentándose que no le he regalado una noche entera o al menos sus respetables ocho horas diarias, indignado salió por la puerta del jardín en forma de pavo real, tan altivo, elegante y arrogante que lo último que vi fue su hermoso plumaje extendido en abanico. Pensé que regresaría por la noche pero han pasado veintinueve días y lo sigo esperando....

miércoles, 22 de agosto de 2012

Lluvia

El niño bebió agua de un charco y ahora eructa ranas.

lunes, 23 de julio de 2012

Se me perdio la cadenita ...


Son casi las 2am y los vecinos no acaban con la fiesta, pensé que viviendo en la última casa de la colina podría evitar ruido externo al propio, veo que no es así. Se traen un pachangón que no tiene fin.


La hija de la vecina cumplió quince años y se los festejaron en grande. Tanto ruido me recordó a mi viejo pueblo, al lugar donde me crié; mi vieja casa estaba rodeada de salones de fiesta, la Esmeralda, el Partenón, el Salón Nájera y la Nueva Esmeralda estos eran los concurridos lugares de fiesta que crearon en mí un sueño pesado, tan pesado como el de un gigante, tan pesado como el cansancio que me aturde y tan pesado como el insomnio que me incomoda. 

Sigo atónita. Ingenua yo pensando que podía olvidar, reprimir y evitar mi joven pasado, pensando que el autoexilio era la salvación para no caer en la intolerancia tan característica de un buen citadino y una vez más mi querido pueblo de las farolas me ha sorprendido ya que desde mi casa que está justo en la parte más alta de la pequeña colina puedo escuchar todas y cada una de las canciones que el sonidero toca para que la gente se pare a bailar, a cantar, a gritar, a llorar, a embriagarse de euforia y diversión. 


Los envidió tanto que se amarga un poco mi boca y comienzo a marearme. Envidio que tengan pareja de baile, ya sea con la que bailan la vida o solo la noche, envidio que se irán con un buen sabor de boca a la cama ya sea para dormir o seguir bebiendo, mientras yo sufro con una intensa falta de glucosa que me trae solo dolores de cabeza e impaciencia que no me permite tomarme a la ligera tanto ruido y todo por culpa de mi sueño que me  juega una mala pasada, ya que mi hermoso y querido sueño hace tres días me abandonó. 

lunes, 11 de junio de 2012

Lychees

Sentada en la banca  del parque me doy cuenta que está por acabar la primavera y el verano empieza a anunciarse con olas de calor que inundan a todo el pueblo recordándonos que se avecinan noches con ventilador prendido. Aire caliente girando. Noches desnudas...

El bar no se quedará vacío, vendrá otra temporada alta en la casa de las farolas verdes, Yuri se irá de vacaciones, la señorita del pueblo andará en faldas cortas, habrá más niños en la plaza y lo mejor de todo: EL MERCADO. Habrá una gran variedad, donde predominaran los melones, las ciruelas, la sandías, las fresas y peras y sobre todas estas, las exóticas y deliciosas lychees. Debido a la temporada alta traerán nuevos y mejores licores, aumentará la variedad de cervezas olvidadas y podré encontrar una vieja y preciada superior y una norteña carta blanca. Gracias a los extranjeros podremos hacer trueque en libros, películas y maerial de arte, podré conseguir nuevos pinceles y papeles de algodón a cambió de alguna pintura o ilustración hecha en este año. Al parecer el verano pinta bien, será una época de renovación, habrá tiempo para traer a mi sueño de vuelta y juntar dinero para ir a comer bibimbap en su ciudad de origen. 

Por circunstancias naturales dejó de tener expectativas en las personas, para algunos momentos de la vida también ya que es muy frecuente exigir más de lo que pueden dar y viceversa exigir más de lo que puedes dar y entrar en un mar de contradicciones del cual nunca sales bien librado. Sin embargo haré una excepción a la regla, tengo todas mis expectativas en el calor del verano, espero sudar todo el veneno y poder ir sin pesadez a la ciudad. También espero obtener muchos pinceles y acabar de pintar el taller. Mientras subo la colina rumbo a mi casa deseo que el verano sea benévolo conmigo.   

Al abrir la puerta empiezo a creer aún más en que mis expectativas no serán defraudadas por ambas partes, el verano me ha dejado un regalo de bienvenida en la mesa del comedor, es una caja de lychees con una nota que reza : Aprovéchalas. Aunque no entiendo el mensaje del todo porque no se si refiere a que me las coma con gusto ya que son mi fruta predilecta o que me ponga a vender bolsitas de $10.00 en el parque. Una vez más no hay duda de que la vida es inteligente y momentaneamente se han ido mis pensamientos revolucionarios y las lychees me dejan un muy buen sabor de boca.

martes, 3 de abril de 2012

Distancia

Ni en el sillón, ni en la cama, ni en el escritorio, ni en la silla de mimbre hallé tranquilidad. Mis pensamientos necesitan escapar y como es costumbre en noches así salgo al patio trasero por un poco de aire fresco y luz nocturna sin embargo, se acerca el cielo nuevo y  la luna nueva...


Dentro de esta oscuridad  trato de encontrar un rastro de color verde, un rastro que me indique que bajo mis pies hay pasto, solo puedo ver manchas negras y cafes, me es imposible distinguir color alguno. Medito sobre mi estancia en el pueblo, sobre el motivo de estar a altas horas de la noche en el patio trasero de una casa vieja, sentada en cuclillas y completamente sola. Tan sola como el cielo negro ausente de estrellas que se encuentra justo arriba de mí.

Contemplo, me pregunto, dudo y cuestiono mi naturaleza. Pienso en la fuerza que me hizo llegar a la Ruta Karheiba y en lo compatible que es mi esencia en este lugar. Me pregunto si ¿mi naturaleza es estar sola en el pueblo de las farolas?. Realmente lo disfruto. La distancia me limita a recibir cartas con remitentes conocidos: mi padres, mi jefe y el banco, y éstas me obligan a ir de vez en cuando a la ciudad.

En el pueblo disfruto mucho mis paseos matutinos al mercado,  sentarme a platicar con Yuri, ir al bar y platicar con el cantinero,  de vez en cuando ir a la casa de las farolas verdes y platicar con algún trotamundos, intercambiar mis dibujos por dulces con el niño de la carreta y sonreír amablemente cuando me regalan lychees. Secretamente disfruto no tener ninguna amiga con la que platicar y no por despreciar.Ultimamente  no son de mucha ayuda, es como si un aire de tristeza, lamento y sufrimiento las envolviera, como si un terso velo de niebla las hubiera cegado y las estuviera consumiendo poco a poco me fui alejando ya que tal escenario estaba fuera de mis manos y acabó desesperandome. Solo conservo una buena amiga, me escribe cada dos semanas  y cuando sale de viaje, cada mes. Me presume las ciudades de todo el mundo para animarme a regresar a alguna de ellas, me anima a terminar mi autoexilio pero siempre le respondo lo mismo : 

"Sigue disfrutando de la ciudad y que tu último viaje sea el pueblo de las farolas"

Como dije antes, mi esencia es compatible con este lugar. Antes de venir aquí deje bien establecidos un par de límites uno de ellos son el nunca venir a buscarme. Solo mis seres queridos, los cuales son pocos, tienen lo necesario para poder enviarme cartas más no lo necesario para llegar el otro limite es el recibir una sola llamada cada mes, para no olvidar sus voces y ellos la mía. También dentro de mis limites está el ir de vez en cuando a la ciudad, para no olvidarme de sus rostros y ellos del mío. 

A veces pienso que tengo mejor relación con las personas cuando hay distancia de por medio. Me gusta trabajar a distancia, el banco me encuentra a distancia, los distribuidores de materiales no conocen la palabra distancia, el correo me facilita la comunicación a distancia. A distancia  me llevo mejor con mis padres, a distancia aconsejo a mis hermanas y solo mi verdadera amiga pudo aguantar la distancia. 

En mi naturaleza esta el tomar mi distancia para funcionar mejor. 


Lo único que me intriga y confunde son esas cartas que llegan dentro de una botella, cartas húmedas y con olor a mar, sin remitente alguno. Estoy segura que esas cartas no son enviadas a distancia, ya que si es así, por primera vez estaría peleada con ésta. Porque esas cartas húmedas son las que no me dejan dormir, no me dejan soñar libremente y me tienen sentada en cuclillas en medio de la noche preguntandome ¿que tan fuerte es mi naturaleza?.




domingo, 1 de abril de 2012

Un poco de tinta

Observando detenidamente me topé con una mancha de tinta que encontró su lugar en el pliegue izquierdo, esa mancha de tinta que se rehusó a ser escrita y dibujada en papel y mucho menos a ser borrada con agua o con una gota más grande y menos interesante, se rehusó a tener una forma determinada por algún artista sin inspiración, se rehusó a ser solo una mancha que ensucia el borrador de un escritor, se rehusó a ser el descuido de alguien más...
Justo en el pliegue izquierdo conservando su forma original encontró un autor y un narrador, encontró un par de ojos al cual mostrarse, ese par de ojos que se interesan en ella y la cuidan... 


Ese par de ojos que se olvidaron de ella hace un par de semanas y que ayer por la noche los sorprendió nuevamente. Y esa pequeña mancha negra tiene la fuerza de no dejar dormir a esos ojos que la vieron por primera vez. 

lunes, 13 de febrero de 2012

Yuri

Llegué cansada y atareada, los viajes a la ciudad siempre me dejan exhausta.

Antes de llegar a casa y encontrar a los susuwataris hice una parada en la casa de Yuri, un hombre que habla poco y observa mucho.

Yuri es un extranjero que llegó hace más de seis años al pueblo. Nadie sabe cuantos años tiene pero aparenta unos cincuenta.  Es una persona reservada y con hábitos poco comunes como el observar detenidamente a las personas y cuando éstas lo miran cierra los ojos y comienza a  silbar, así como el comprar cada tercer día medio kilo de huevos blancos; cuando en el pueblo solo hay rojos va hasta la ciudad por ellos, y regresa con cajas de huevos blancos, este hábito es el que más llama la atención ya que nadie sabe para que los usa. También tiene hábitos menos extraños y más usuales como el tomar el sol en las bancas del kiosco mientras lee algún libro o el periódico, beber cerveza en días calurosos y whisky en noches de invierno, fumar en pipa, y comer lichis mientras ve jugar a los niños, ese hábito nos hace tener algo en común, cuando me entero que traen lichis al pueblo corro a su casa para ir juntos a comprarlas e ir al kiosco a comerlas.  

En lo personal sus hábitos me gustan,  cuando tengo el placer de encontrarme con uno de ellos me alegran el resto del día causando en mí una sensación de calidez y ternura hacia Yuri. Sin embargo solo uno de sus hábitos peculiares me ha llamado la atención y fue el primero que le vi hacer.


Aproximadamente hace un año en el pueblo estaba lloviendo y yo me encontraba deambulando, pensativa, distraída hacia el mundo exterior, conforme iba pisando las piedras planas del camino suspiraba profundamente hasta que acabé empapada debido a la lluvia, cuando puse atención al mundo comencé a temblar debido al frío, rapidamente corrí hacia la cantina, pedí dos whiskies y de esta manera se fue mi escalofrío, recorrí con un vistazo todo el lugar y naturalmente mi mirada se detuvo cuando llegó a Yuri, pues en todo el pueblo nadie tiene los ojos azul profundo y la cabellera completamente blanca mucho menos visten con pantalones de lino.
Lo observé detenidamente, por su solo aspecto llamaba la atención, sobre su mesa había un estuche para pipa y una cerveza a la mitad,cada botella que iba bebiendo la dejaba vacía en el suelo, al parecer a nadie le extrañaba este hábito, parecían acostumbrados, las botellas no fueron recogidas por nadie hasta que tomo la gabardina de la silla y salió con toda la calma que un día lluvioso trae a las personas solitarias.

Le pregunté al cantinero sobre él, me dijo su nombre y donde vivía también que había llegado al pueblo hace cinco años, le pregunté sobre las botellas en el suelo y me dijo que era una de sus costumbres que pedía que no las quitarán hasta que el se fuera, sus propinas eran lo suficiente para no preguntar más.
Después de hablar con el cantinero salí en busca de Yuri. Ese día comenzó nuestra amistad y supe el porque compraba huevos blancos, es un artesano y el cascarón de los huevos es su materia prima, la clara y yema acaban en la panadería de Ginger.

A pesar de que tenemos más de un año de amistad solo me ha confiado dos o tres aspectos de su vida, su nacionalidad sigue sin saberla nadie, habla muy bien el español, lo he escuchado hablar en frances y japonés. Ha  viajado mucho. Y es una persona muy inteligente. Es una persona que tiene experiencia y sabiduría. Sabe escuchar. Sabe observar y tiene buena memoria.

Todos deberíamos de tener a un Yuri ... una persona de la que no sepas absolutamente nada, que no tengas idea de quién es o quién fue solo sepas de ella, el ahora y no el después, una persona tan sabia que cumple al pie de la letra el proverbio : No hables si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio. Eso es Yuri, más hermoso que el silencio más fuerte que el pasado y más intrigante que el futuro.

viernes, 27 de enero de 2012