" Que ésto te quite la mitad del peso que llevas encima. Espero que esto aligere tu carga ya que siempre te metes en problemas pequeña Reneé. Hay un punto y aparte.
Ahora no olvides el punto final "
Ésta fue la nota que encontré pegada en mi espejo cuando regresaba del pueblo.
Cuando la leí inmediatamente se irguío mi espalda...
Regresaba del pueblo fastidiada, mojada y acabé exhausta ya que para poder llegar a mi casa tuve que nadar colina arriba, me sentí como un patético y ridículo salmón azul; sin duda un escenario graciosísimo para ojos ajenos.
En fin, al llegar me di cuenta que la puerta estaba abierta, por un segundo pensé que eras Tú realmente quería que fueras tú. El agua se volvió tu aliada ya que de mí escurría tinte azul y morado (perfecto para teñir las sábanas), a través del vestido se veía con claridad los deseos de encontrarte en la sala...
Me volví para cerrar la puerta con llave y con una mirada ansiosa te busqué. Solo encontré la nota en el espejo. Ese escalofrío que irguió mi espalda al terminar de leerla fue el que me secó inmediatamente. Dejando humedad en mi mente, empezó a gotear tinte verde de mi cabeza (fue un alivio ver que no era morado ni azul, hubiera sido una lástima), el tinte verde al caer fue formando una curiosa gota en el suelo que iba creciendo conforme los recuerdos escurrían, esas palabras rotas y miradas borrosas, esas promesas imposibles, ese anhelo forzado y seco, esos susurros que intentaron gritar consiguiendo solo que la madera del piso los absorbiera. Regresó el escalofrío junto con unas lágrimas que le hicieron compañía a esa triste y melancólica gota verde que mas tarde oculté bajo el tapete de mimbre...
Pisándolo cada vez que salgo o llego, pisándolo cada vez que me detengo frente al espejo ya sea por vanidad, por querer reconocer a la persona que se refleja o por verme detenidamente para acabarme de conocer, me hago consciente de mi pequeña deuda de puntos finales.